An-Numan
Ibn Bashir relat que el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con l)
dijo: “La splica es, en esencia, la adoracin”[1].
Aqu el Profeta est indicando que la
splica abarca todas las formas de adoracin.
Esta idea tambin nos es transmitida en
el Corn, donde Dios dice: “Su Seor dice: Invquenme, que responder [sus
splicas]. Pero quienes por soberbia se nieguen a adorarme, ingresarn al
Infierno humillados” (Corn 40:60).
Vemos en esta aleya que Dios primero
menciona la splica, diciendo: “Su Seor dice: Invquenme, que responder
[sus splicas]”. Luego se refiere a ella como adoracin, diciendo: ” quienes
por soberbia se nieguen a adorarme “.
Esto nos muestra cun importante es la
splica. El Profeta la consideraba como sinnimo de adoracin, indicando que
toda adoracin a la que nos dedicamos, de algn modo es una forma de suplicar y
rogar a nuestro Seor. Con base en ello, los eruditos han dividido el acto de suplicar
en dos categoras:
1.
Es una splica siempre que
una persona le pide algo a Dios. Esto incluye cuando Le rogamos a Dios que nos
perdone y nos d gua. Es muy obvio que esto es un acto de splica.
2.
Tambin hay una splica en
los actos devocionales. Nuestras oraciones formales son una forma de splica.
El ayuno que realizamos es una forma de splica. Cuando realizamos el
peregrinaje, es una forma de splica. La razn de esto es que siempre que un
adorador se involucra en estos actos de adoracin, es como si estuviera
diciendo, a travs de sus actos: “Mi Seor, T me ordenas y yo obedezco y pongo
atencin a Tu mandato. Aqu estoy, ofrecindote mi adoracin, as que, por
favor, acptala”.
Este es el significado mismo de la
humildad y la sumisin, y el acto de rogarle a nuestro Seor y suplicarle.
Tambin, la palabra rabe para nuestras oraciones regulares, Salat,
significa literalmente “splica”. Los actos puros de devocin son los mejores
medios de suplicarle a Dios. Cuando tenemos esto en mente, ello impregna todos
nuestros actos de adoracin con un significado profundo y nos hace dar cuenta
mejor de la naturaleza devocional de aquello en lo que estamos involucrados.
No podemos perder cuando Le rogamos a
nuestro Seor en splica. Ya sea que nos conceda lo que Le pedimos, o que
ganemos bendiciones por el acto de adoracin que realizamos, las recompensas
por nuestras splicas estn garantizadas (por la gracia de Dios) siempre que
seamos totalmente sinceros en ellas. Esto se debe a que nuestras splicas son
un acto de devocin y una demostracin prctica de nuestra fe.
La splica encarna la quintaesencia de
la fe. Cuando una persona suplica a su Seor, est actuando segn su creencia
de que hay un Dios Creador, Sustentador, un Proveedor celestial, Quien es capaz
de todas las cosas y Quien tiene todas las cosas en Su mano. El suplicante
tiene la certeza de que el Uno a quien clama posee lo que l Le est pidiendo,
ya que l posee todo lo que est en los cielos y en la Tierra. El suplicante
tambin tiene la certeza de que todas las cosas creadas estn en necesidad y
solo Dios es rico. Por lo tanto, el acto de suplicarle a nuestro Seor est
lleno de significados profundos y vitales.
Y, de hecho, la splica repele y
combate la mayor ruina que puede afligir al ser humano, sea creyente o no, y es
la perdicin del egosmo. Es el egosmo y el egocentrismo los que causan
conflictos entre las personas, pues estn en la raz de la insolencia, la
agresin, la opresin y la tirana. Causan que las personas nieguen a los dems
sus derechos, abusen de sus cnyuges y maltraten a sus colegas. Hacen que el
lder gobierne mal a su pueblo y que los gobernantes de los pases transgredan
a los de otros pases. Las sociedades sufren por el egosmo y el egocentrismo
tanto como lo hacen los individuos. Es el virus detrs de todos los problemas y
afecciones de la vida humana. La splica trae el poder de la fe para derrotar
dicho virus. Lo hace porque provoca un estado de autolimpieza y humildad en el
suplicante ante Dios, pues el adorador no puede acercarse a Dios a travs de
una puerta mejor que la humildad. Es por ello que el adorador est ms cerca de
su Seor cuando est prosternado ante l.
Las mejores splicas son aquellas que contienen
el sentido de la autolimpieza. Por ejemplo, la siguiente splica es mencionada
en el Corn: “No hay otra divinidad ms que T. Glorificado seas! En verdad
he sido de los injustos” (Corn 21:87).
Tambin encontramos en el Corn: “Seor
nuestro! Hemos sido injustos con nosotros mismos; si no nos perdonas y nos
tienes misericordia, seremos de los perdidos” (Corn 7:23).
El Profeta dijo la siguiente splica: “Oh,
Dios! T eres mi Seor. No hay deidad excepto T. T me creaste a m y soy Tu
siervo. Y estoy dedicado a Tu pacto y a Tu promesa tanto como me es posible”.
El Profeta le ense a Abu Bker a
rogarle a Dios con las siguientes palabras: “He sido injusto conmigo mismo y
nadie perdona los pecados sino solo T. As que perdname con Tu perdn y ten
misericordia de m, pues T eres el ms Perdonador, el ms Misericordioso”.
Ibnu Rayab dijo: “El llanto de los
pecadores (penitentes) es ms querido por Dios que el canto de los que
glorifican Su nombre”.
Suplicarle a Dios con este tipo de
humildad aleja a la persona del egosmo. Tambin desarrolla la consciencia del
suplicante con respecto a los dems y le da una perspectiva de s mismo en el
contexto de los otros. Es por esto que las splicas ms bellas y bendecidas son
aquellas en las que el suplicante Le ruega a Dios por otras personas (parientes
y extraos, piadosos y pecadores, quienes estn de acuerdo con l y quienes se
le oponen).
Recuerdo una vez, durante el Hayy
(peregrinaje), en que conoc a un grupo de musulmanes de Australia. Hablamos
sobre el asunto de la hermandad y cmo esta puede alcanzarse. Ahora, esta
delegacin de Australia estaba conformada por varios grupos de personas que
tenan el Islam en comn. Sin embargo, estaban divididos por la ideologa, las
opiniones, sus lealtades e incluso el fanatismo. Yo estaba con ellos y les
dije: “Como saben, estamos en la llanura de Arafah”. Entonces, vino a m el
hecho de que yo estaba suplicando. Sent la cercana de la misericordia de Dios
y sent con fuerza la necesidad universal de que todas las personas tuvieran
(como nosotros) Su misericordia. Entonces dije: “Oh, Al‑lah! Todo
musulmn a quien Tu religin y Tu ley me permiten pedirte por su beneficio, por
misericordia y perdn, Te suplico en su nombre por Tu misericordia y perdn en
este lugar y da propicios”.
Entonces, cuando suplicas as, ests
acudiendo al Todopoderoso que es capaz de todas las cosas. l otorga lo que l
quiere y decreta Su voluntad con Su palabra. Si l quiere algo, solo dice
“s!” y es. Y, de hecho, despus de hacer esa splica encontr que esta haba
causado una fuerte impresin en los musulmanes australianos. Ellos estaban
complacidos de ver cmo la splica puede ser utilizada para reducir la tensin
de los desacuerdos que afectaban al grupo de musulmanes, de modo que sus
diferencias podan ser manejadas por el intercambio de consejos en lugar de
seguir siendo una barrera impenetrable.
Otra forma en que la splica
ejemplifica la adoracin es que es una manera de hablar en la que el suplicante
se dirige directamente a su Seor con buenas palabras. Esto fortalece el
corazn y la mente de quien habla, as como los de los dems que participen en
ella. Algunas personas tienen la impresin errada de que la splica es un tipo
de deficiencia, una manifestacin de incapacidad. Ellos creen que una persona
simplemente duerme y se sienta por ah, y luego Le ruega a su Seor. Por el
contrario, la splica nos da la resolucin, la fortaleza y el valor para seguir
adelante. Es por esto que el profeta les dijo a quienes pidieron estar en su
compaa en el Paraso: “Aydenme para eso haciendo muchas oraciones”. l
quera atar sus aspiraciones con constancia, resolucin y esfuerzo.
La splica confirma la confianza que
tenemos en Dios. El Profeta dijo: “Reza a Dios con la certeza de que l te
responder”[2]. Ella
tambin es una explicacin de nuestro yo interior. Expresa nuestra magnanimidad,
nuestra fe y nuestros valores, en especial cuando Le rogamos a Dios por los
dems. Suplicarle a Dios nos hace tener el hbito de hacerlo por otros, lo que
a su vez inculca en nuestros corazones las cualidades de la generosidad, el
amor y la fe profunda.
Pie de pgina:
[1] Sunan At-Tirmidhi.
[2] Sunan At-Tirmidhi.