“Muhammad es un Mensajero a quien precedieron
otros. Si muriera o le dieran muerte, volveran al paganismo? Quien regrese al
paganismo no perjudica a Dios. Dios retribuir generosamente a los agradecidos.
Ningn ser puede morir excepto por el designio de Dios, lo que se encuentra
escrito con anterioridad. A quien desee el provecho de esta vida mundanal, le
conceder parte de ello, pero a quien quiera la recompensa de la otra vida, se
la otorgar. As recompensar a los agradecidos” (Corn 3:144-145).
El tercer
captulo del Corn, “La familia de Imrn” (Ali Imrn), fue revelado en
Medina. Todas las suras reveladas en Medina se relacionan principalmente con la
construccin y el mantenimiento de una comunidad musulmana sana y funcional. “La
familia de Imrn” contiene 200 aleyas que pueden ser divididas en cuatro
discursos, todos ellos interconectados, y la sura completa est dirigida a la
Gente del Libro y a la nueva nacin musulmana. Las aleyas 144 y 145 se
encuentran en el ltimo discurso, hacia el final de la sura. Se cree que esta
seccin fue revelada despus de la desafortunada batalla de Uhud. Las aleyas
que nos conciernen en este artculo estn contenidas en una seccin de la sura
que repasa la batalla de Uhud a fin de ensearles una leccin a los musulmanes.
Se los anima a superar las debilidades mundanas y alimentar las virtudes que
les permiten cumplir con sus obligaciones.
Durante la batalla de Uhud corri entre
las filas el rumor de que el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios
sean con l) haba muerto. Esto tuvo un efecto devastador sobre la mayora de
los musulmanes. Una serie de eventos llev a la derrota, y Dios permiti que
los musulmanes experimentaran las consecuencias de su debilidad. El Profeta Muhammad
haba puesto un destacamento de arqueros en una colina, con la orden de no
abandonar su posicin bajo ninguna circunstancia. Desde la cima de la colina,
los arqueros presumieron errneamente que los musulmanes ya haban obtenido la
victoria y decidieron unirse a sus hermanos en el campo de batalla. Eso le dio
una apertura al enemigo[1].
Durante la catica escaramuza que
sigui, el Profeta Muhammad fue herido y esto provoc que alguien gritara que
haba cado muerto. Muchos de los musulmanes huyeron de regreso a Medina y
otros corrieron hacia la colina, donde se derrumbaron desesperados. Entre
tanto, un pequeo grupo de seguidores rode al Profeta y protegi su vida con
una habilidad consumada y osada. Al mismo tiempo, algunos musulmanes fueron lo
suficientemente imprudentes como para plantear que si el Profeta Muhammad
realmente hubiera sido un profeta no habra sido asesinado.
Esta secuencia de eventos es utilizada
por Dios en el Corn para explicar algunos principios fundamentales acerca de
la vida y la muerte. Dios dice que Muhammad solo es un Mensajero, y que todos
los mensajeros anteriores a l murieron o fueron asesinados. Dios reprende a quienes
perdieron la fe diciendoles que Muhammad es un ser humano con un tiempo de vida
prefijado como cualquier otro ser humano. Dios contina diciendo que si su
apego al Islam es, en realidad, un apego al Profeta Muhammad, entonces estn
parados sobre terreno muy inestable. Si alguno de los musulmanes tena la
intencin de regresar a la incredulidad al morir el Profeta, entonces el Islam
no los necesita en lo absoluto. Todos los mensajeros predicaron el mismo
mensaje, que se remota al principio de los tiempos. El mensaje es mayor que
aquel que lo ensea y durar hasta el final de los tiempos, mientras que los
mensajeros, todos ellos seres humanos, tienen un tiempo de vida normal.
Esta no fue la nica vez que a la nueva
nacin musulmana se le tuvo que recordar la mortalidad del Profeta Muhammad y
la continuidad del mensaje. De acuerdo con los dichos y tradiciones de los ms
cercanos al Profeta Muhammad, la maana despus de que l muriera, Abu Bker entr
a la mezquita y encontr a la gente distrada y desesperada. Omar Ibn Al Jattab
les estaba diciendo que era pecado decir que el Profeta haba muerto. Abu Bker
tom el control de la situacin, diciendo: “Aquel que ador a Muhammad, sepa
que Muhammad est muerto; pero quien adora a Dios, sabe que Dios est vivo y no
muere”. Luego cit esta aleya cornica que confirm sus palabras y les record las
lecciones previamente aprendidas[2].
La segunda aleya que estamos tratando
aqu, la 145, les ensea a los musulmanes que huir de la muerte no les servir
de nada. Nadie muere excepto en el momento sealado por Dios. Por lo tanto, una
persona no debe perder el tiempo huyendo de la muerte, sino que debe hacer uso
de su tiempo preparndose para su vida futura. El esfuerzo de una persona debe
dirigirse a su bienestar en la otra vida, porque Dios afirma claramente que
quien desea una recompensa en esta vida la obtendr, pero quien desea una
recompensa en el Ms All alcanzar una felicidad indescriptible. Un musulmn
debera enfocarse en los resultados mundanos solo en la medida en que estos
acumulen recompensas en la prxima vida.
Ambas aleyas concluyen con Dios
recordndoles a los musulmanes que l recompensar a los agradecidos. Aquellos
que aprecian Su generosidad y demuestran su gratitud siguindolo y
glorificndolo sern recompensados en esta vida y an ms en la prxima. Sin
embargo, los musulmanes deben recordar que no siempre obtendrn exactamente lo
que quieran, no importa cunto se esfuercen por ello ni cun agradecidos estn.
Una persona agradecida es agradecida por lo que sea que Dios le decrete.
Algunas veces, la justicia conlleva sufrimiento en este mundo. Aquellos que son
agradecidos aprecian los favores de Dios hacia ellos, l ha puesto a su
disposicin la verdadera religin y les ha dado el conocimiento de un lugar ms
vasto y duradero que este pequeo planeta.
Pie de pgina:
[1] Safiur-Rahman Al-Mubarakpuri. Ar-Rahiq Al Majtum (El Nctar
Sellado): Biografa del Noble Profeta. Dar-us-Salam Publications. Edicin
revisada, 2002.
[2] Sahih Al Bujari.