[El Da del Juicio Final] Dios dir: “Oh,
Jess hijo de Mara! Acaso t dijiste a la gente: “Adrenme a m y a mi madre
como divinidades junto con Dios?” Dir [Jess]: “Glorificado seas! No me
corresponde decir algo a lo que no tengo derecho. Si lo hubiera dicho T lo
sabras. T conoces lo que encierra mi alma, mientras que yo ignoro lo que encierra
la Tuya. T eres Quien conoce lo oculto. No les transmit sino lo que T me has
ordenado: Adoren solo a Dios, mi Seor y el suyo. Fui testigo de sus acciones
mientras estuve con ellos; pero despus de que me elevaste, fuiste T Quien los
vigil. T eres testigo de todas las cosas” (Corn 5:116-117).
Estas dos aleyas esenciales provienen
del captulo cinco del Corn, titulado Al Maida (en
espaol, La mesa servida). Es una de las tres suras que tratan en extenso la
vida de Jess y de su madre, Mara. Esta sura fue revelada en Medina y discute
ampliamente la Unidad y Unicidad de Dios. Tambin rechaza toda forma de
politesmo, la trinidad, la asociacin de compaeros o socios con Dios, y la
posibilidad de igualarse a l. Las dos aleyas que trataremos, versculos 116 y
117, estn entre las ltimas cinco aleyas de la sura, y pueden ser consideradas
como una gran exhortacin y advertencia a los cristianos del mundo.
En el Da del Juicio tendr lugar una
conversacin entre Dios y el Profeta Jess. De hecho, ser un testimonio dado
por Jess cuando Dios le pregunte si le dijo a la humanidad que lo adorara a l
y a su madre como deidades. Sabemos y entendemos muy bien que Dios conoce
exactamente lo que Jess le dijo a la gente; sin embargo, esta interaccin es
para quienes ven y escuchan, y no para aquel a quien est dirigida, Jess, Profeta
y siervo de Dios. Cualquiera que afirme que es igual a Dios comete una ofensa
horrenda, por ello, la respuesta de Jess est teida de aprensin y temor.
Jess comienza glorificando a Dios y de
inmediato niega haber dicho eso. Est conmocionado y refuta tener conocimiento
de semejante pecado tan grave. Dice que es inocente y que todo ello es una
invencin. En este punto es interesante notar que los musulmanes entienden a
Jess y su rol de acuerdo al Corn y las narraciones y dichos del Profeta Muhammad.
Jess solo fue uno en una larga lnea de profetas que llamaron a sus pueblos a
adorar solo al nico Dios Verdadero. El Corn explica esto con claridad, igual
que lo hizo Jess en sus enseanzas. Hay muchos ejemplos en la Biblia donde
Jess y sus discpulos demuestran su entendimiento de que l (Jess) no era
sino un siervo de Dios.
“… el Padre mayor es que yo” (Juan 14:28).
“Cuando oris, decid: Padre nuestro que ests en
los cielos, santificado sea Tu nombre” (Lucas 11:2).
” el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir” (Mateo 20:28).
“El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el
Dios de nuestros padres, ha glorificado a Su siervo Jess” (Hechos 3:13).
“Varones israelitas, od estas palabras: Jess
nazareno, varn aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios
y seales que Dios hizo entre vosotros por medio de l” (Hechos 2:22).
Aquellos que creyeron en Jess y lo
siguieron durante su vida, no crean que l fuera Dios ni el Hijo de Dios.
Cualquier tipo de trinidad estaba lejos de sus mentes. Jess mismo jams afirm
ser Dios, y hay versculos de la Biblia que lo describen a l como Profeta.
“Y oyendo sus parbolas los
principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos. Pero
al buscar cmo echarle mano, teman al pueblo, porque este le tena por profeta”
(Mateo 21: 45-46).
En cuanto a la divinidad de la madre de
Jess, Mara, la Biblia no contiene ni la ms remota sugerencia de que Mara
fuera divina en modo alguno. Dicho concepto es totalmente ajeno al pensamiento
cristiano hasta el siglo III d. C., cuando los telogos de Alejandra
comenzaron a referirse a Mara como la Madre de Dios. Sin embargo, aunque la
idolatra ah comenz a echar races, la expresin “Madre de Dios” no fue
utilizada oficialmente hasta unos 100 aos despus del Concilio de feso[1]. En la
poca en que fue revelado el Corn, ya Mara se haba convertido en una deidad
importante. As vemos que, en el Da del Juicio, la negacin de Jess ser
transcendental.
Jess llama a Dios Omnisciente, as l
sabe bien que Jess es inocente del gran pecado de asociar a otros con Dios, y
de la abominacin de llamarse dios a s mismo. El Jess acerca del que leemos
en la Biblia hizo un esfuerzo por distanciarse a s mismo de los atributos que
Le pertenecen nicamente a Dios. Dijo: “Pero del da y la hora nadie sabe, ni
aun los ngeles de los cielos, sino solo el Padre” (Mateo 24:36). Cuando un
hombre llam a Jess “maestro bueno”, l le contest: “Por qu me llamas
bueno? Ninguno hay bueno, sino solo uno, Dios” (Marcos 10:18).
Jess afirma que no hizo otra cosa que
llamar a su pueblo a adorar solo a Dios. La responsabilidad de entregar el
mensaje de adorar al Dios nico pes mucho sobre los hombros de todos los
profetas. En su sermn final, el Profeta Muhammad estaba ansioso por saber que
sus seguidores atestiguaran que l haba entregado el mensaje. Podemos asumir
fcilmente que Jess tambin quiso que sus seguidores atestiguaran que l haba
entregado el mensaje de Dios, y no uno que proviniera de su propia mente y sus
propios labios. Tambin neg toda responsabilidad por lo que la gente hizo
despus de que termin su tiempo en la Tierra. Jess fue testigo del comportamiento
de sus seguidores y, por lo tanto, tuvo cierta responsabilidad mientras estuvo
con ellos, pero no despus de su partida.
Jess dice entonces que despus de
partir, Dios fue el testigo sobre ellos. Los cristianos creen que Jess muri
despus de ser crucificado; sin embargo, el Corn niega esto enfticamente. “No
lo mataron ni lo crucificaron” (Corn 4: 157). Jess fue ascendido al
cielo y, por lo tanto, no tuvo ya ms control sobre sus seguidores ni sobre lo
que las generaciones siguientes dijeron sobre l. A medida que pas el tiempo,
las palabras y enseanzas de Jess fueron cambiadas y corrompidas.
Esta conversacin entre Dios y Jess
indica cun equivocadas y corruptas se volvieron las enseanzas con el tiempo.
Es una advertencia severa a ser muy cuidadosos acerca de cualquier asociacin
hecha entre Dios y Jess. Estas dos aleyas nos piden que limpiemos cualquier
rastro de idolatra que se haya infiltrado en las religiones previamente
reveladas. En su forma verdadera, revelan la verdad de las doctrinas del Islam.
Pie de pgina:
[1] Mara, Madre de Dios,
por Carl E. Braaten y Robert W. Jenson, pgina 84.