Introduccin
La clula
embrionaria es un captulo mecano temprano. Sus primeras cinco aleyas son
consideradas por la mayora como las primeras del Corn que fueron reveladas, y
sus dems aleyas fueron reveladas posteriormente en La Meca, cuando la
oposicin a la Revelacin surgi entre los lderes de los Quraish. Se dice que
esta revelacin inicial tuvo lugar durante el ltimo tercio del mes de Ramadn
del ao 610 de la era comn, doce aos antes de la migracin hacia Medina (la Hgira)
en 622, que marca el inicio del calendario islmico.
Aleyas 1 a 5: Un mandato a leer, buscar
conocimiento y aprender a escribir
El evento del comienzo de la revelacin
tiene un significado inmenso. Con referencia a Dios, significa que l es la
fuente de todas las grandes bondades y la compasin infalible. l es el
Benevolente, el Amoroso, Quien otorga Su misericordia y beneficios sin razn
alguna. En cuanto al ser humano, este evento significa que Dios le ha otorgado
un honor cuya grandeza casi nunca podr apreciar, y por la cual jams podr
mostrar suficiente gratitud, ni siquiera si pasara toda su vida en devocin y
prosternacin. Este honor es que Dios lo ha notado y lo ha cuidado,
estableciendo contacto con l y eligiendo a uno de los humanos como Su
Mensajero para revelarle Sus palabras; que la Tierra, la morada del ser humano,
se ha convertido en el receptor de estas palabras divinas, de las que todo el
universo hace eco con sumisin y devocin. El gran evento especific la fuente a
la que el hombre debe recurrir para derivar sus ideales, valores y criterios.
Esta sura instruye al Mensajero de
Dios, Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con l), desde el primer
instante de su bendito contacto con el Seor y antes de dar su primer paso para
transmitir el mensaje, que lea en el nombre de Dios. La sura luego establece la
fuente de aprendizaje, que es Dios. De l aprende el ser humano cualquier
secreto que se le haya revelado acerca de este universo, esta vida y l mismo.
Es Dios Quien crea, ensea y otorga Sus
generosidades abundantes al ser humano. Esto implica que el hombre debe
reconocer la benevolencia de Dios y estar agradecido por ella. Pero lo que
realmente ocurre es algo diferente.
Aleyas 6 a 8: La naturaleza del ser humano y
su olvido del Ms All
Es Dios quien le da al hombre en
abundancia y lo hace independiente. l tambin lo crea, le ensea y le extiende
su generoso trato. Pero los humanos en general (con excepcin de aquellos protegidos
por la fe) no son agradecidos por su independencia, que es posible gracias a lo
que se les da. Ellos no reconocen la fuente de esta gracia, que es la misma
fuente de su creacin, su conocimiento y su sustento. Todos deben referirse a
Dios en cada asunto, pensamiento y accin. El bueno y el malo, el obediente y
el pecador, el correcto y el malhechor, el rico y el pobre, todos regresarn a
l. Incluso la persona que tiraniza cuando se cree independiente, ir a l
finalmente.
La sura establece los componentes
esenciales del concepto ideolgico islmico: creacin, educacin y honor provienen
nicamente de Dios, y a l todo regresar.
Aleyas 9 a 18: Amenaza a los transgresores
Esta seccin de esta breve sura aborda
una forma particularmente atroz de tirana, la de la persona que impide que un
siervo de Dios ore. Su descripcin, en el estilo cornico inimitable, nos llena
de asombro y consternacin. Nuestra consternacin se ve reforzada por la forma
de expresin que toma el discurso y conversacin, utilizando frases cortas que
se suceden rpidamente. El efecto casi nunca puede ser producido por el
lenguaje escrito ordinario.
El transgresor se supera a s mismo
asumiendo una postura an ms aborrecible al negar la verdad y darle la
espalda. Por lo tanto, tenemos una escena de tirana tratando de suprimir el
llamado a la fe y la obediencia a Dios. Esto es seguido inmediatamente por una
advertencia severa que esta vez es explcita. El arrastre es por el mechn, la
parte de la cabeza que levanta el tirano engredo.
Aleya 19: Consolacin para el Profeta Muhammad
A la luz de este destino aterrador para
los incrdulos, la sura finaliza con una instruccin a los siervos obedientes
de Dios de perseverar y seguir el camino de la fe. No obedezcan a ese tirano
que trata de impedirles su devocin y la transmisin de su mensaje.
Prostrnense ante su Seor y acrquense a l a travs de la adoracin y la
obediencia. En cuanto al tirano, djenlo en manos de los guardianes del Infierno,
que con seguridad le darn lo que merece.