Para muchos,
el debate cristiano-musulmn gira en torno a la inexactitud bblica. Soy uno de
muchos autores que han abordado este tema en diversos medios, desde panfletos a
libros completos. A efectos de este artculo, sin embargo, quiero enfocarme en
solo un ejemplo escritural, un versculo que saca a la luz muchos de los temas
y argumentos pertinentes.
Los cristianos evanglicos exhiben a
Juan 3:16 como piedra angular de su religin. En la
versin Reina-Valera 1960 se lee as: “Porque de tal manera am Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unignito, para que todo aquel que en l cree no se
pierda, mas tenga vida eterna”. Este versculo es promocionado en toda forma
posible, desde el protector de ojos del famoso deportista evanglico Tim Tebow
hasta camisetas, calcomanas y pancartas en eventos deportivos y otros actos
pblicos.
Cul es el encanto de Juan 3:16?
Bueno, los cristianos evanglicos quieren que creamos que este versculo le promete
a la humanidad una salvacin sin esfuerzo, basada solo en la fe cristiana, lo
que ellos llaman la redencin por la fe. Pero, tal como sabemos, la belleza o
atractivo de una propuesta no hace que sea cierta. Puedo proponer una gran
cantidad de ideas fantsticas, pero una persona sera tonta si cree en ellas
sin verificar su validez.
As que vamos a hacer exactamente eso
con Juan 3:16: vamos a mirarlo de cerca y ver si debemos creer en l. Si es
cierto, la salvacin barata que ofrece sera el mejor negocio de la vida. Por
otro lado, si nada apoya su validez, estaramos locos si arriesgramos nuestra
salvacin al basarla en una “escritura” falsa.
Para empezar, quin es el autor de
este “libro” del Nuevo Testamento o del escrito individual de la escritura
cristiana denominado “Juan”? El discpulo? Contrario a lo que uno podra
esperar, no. Bart D. Ehrman nos dice: “Mateo, Marcos, Lucas y Juan no
escribieron los evangelios”[1].
Adems, “de los veintisiete libros del Nuevo Testamento, solo ocho realmente remiten
al autor cuyo nombre llevan: las siete cartas indiscutibles de Pablo (Romanos 1
y 2, Corintios, Glatas, Filipenses, 1 Tesalonicenses y Filemn) y el
Apocalipsis o Revelacin de Juan (aunque no estamos seguros de quin era ese
Juan)”[2].
El famoso erudito bblico Graham
Stanton, concuerda con esto: “Los evangelios, a diferencia de la mayora de los
escritos grecorromanos, son annimos. Los ttulos que nos son familiares y que
dan el nombre de un autor (el Evangelio segn) no eran parte de los manuscritos
originales, sino que fueron aadidos a comienzos del siglo II”[3]. Aadidos
por quin? “Por personajes desconocidos de la iglesia primitiva. En la mayora
de los casos, los nombres eran adivinados o quizs el resultado de deseos
piadosos”[4].
Lo cual difcilmente es el nivel de exactitud escolstica esperado para un
libro revelado.
El hecho de que el “Evangelio segn
Juan” no fue escrito por Juan, el discpulo, es algo que se desconoce entre la
mayora de los laicos. Sin embargo, Ehrman nos dice: “La mayora de los
eruditos actuales han abandonado estas identificaciones y han reconocido que
los libros fueron escritos por cristianos desconocidos pero bien educados de
habla (y escritura) griega, durante la segunda mitad del siglo I”[5].
Mltiples fuentes reconocen que no
existe evidencia ms all de testimonios cuestionables de autores del siglo II,
que sugieren que el discpulo Juan fue el autor del Evangelio de “Juan”[6],[7]. Adems,
Hechos 4:13 nos dice que Juan era “iletrado”. En otras palabras, l era analfabeto.
Stanton plantea esta pregunta
acuciante: “Fue correcta la decisin eventual de aceptar a Mateo, Marcos,
Lucas y Juan? Hoy est ampliamente aceptado que ni Mateo ni Juan fueron
escritos por ningn apstol. Y Marcos y Lucas pudieron no haber conocido a los
apstoles”[8].
El profesor Ehrman es ms contundente:
“Los eruditos crticos estn bastante unificados hoy da alrededor de la idea
de que Mateo no escribi el primer evangelio ni Juan el cuarto, que Pedro no
escribi Segunda de Pedro y posiblemente tampoco la Primera. Ningn otro libro
del Nuevo Testamento reclama haber sido escrito por alguno de los discpulos
terrenales de Jess”[9].
Entonces, por qu nuestras biblias etiquetan a los cuatro evangelios como
Mateo, Marcos, Lucas y Juan? Algunos eruditos sugieren algo similar a la imagen
de marca (la prctica comercial de solicitar a celebridades que apoyen la venta
de un producto)[10].
Los cristianos del siglo II que estaban a favor de estos cuatro evangelios
tenan la opcin de reconocer que la autora de dichos evangelios era annima,
o inventarles autores. El engao prob ser irresistible, y decidieron
asignarles los evangelios a autoridades apostlicas, dndoles una marca que de
forma ilegtima los converta en autorizados.
Al final, no tenemos pruebas de que
ningn libro de la Biblia, incluyendo los evangelios, hubiera sido escrito por
discpulos de Jess. Por otra parte, la mayora de los eruditos aceptan la
autora de Pablo en solo la mitad de las obras atribuidas a l.
Independientemente de quin escribi qu, las corrupciones e inconsistencias
han resultado en ms variantes manuscritas que las palabras que hay en el Nuevo
Testamento. Por ltimo, incluso los eruditos de crtica textual no logan
ponerse de acuerdo[11].
Por qu? Porque “como se ver, las consideraciones dependen de las
probabilidades, y a veces la crtica textual debe sopesar un conjunto de
probabilidades contra otro”[12].
Por otra parte, en relacin a los problemas textuales ms complejos, “las
probabilidades estn incluso mucho ms divididas, y la crtica a veces debe
contentarse con elegir la redaccin menos insatisfactoria, o incluso admitir
que no hay ninguna base clara sobre la cual tomar una decisin”[13].
Ampliando este pensamiento,
“ocasionalmente, ninguna de las redacciones variantes tiene mritos para
considerarse original, y uno (es decir, el crtico textual) se ve obligado a
elegir la redaccin que es considerada como la menos insatisfactoria, o
permitirse una enmienda conjetural”[14].
Umm enmienda conjetural, esa no es la expresin erudita para “suposicin
culta”?
De modo que no deberamos sorprendernos
de que, as como Jeremas se lament de las “plumas falsas” de los escribas del
Antiguo Testamento, el padre de la iglesia del siglo III, Orgenes, se haya
lamentado de las “plumas falsas” de los escribas del Nuevo Testamento: “Las
diferencias entre los manuscritos se han hecho grandes, ya sea por la
negligencia de algunos copistas o por la audacia perseverante de otros; ellos
han sido negligentes en verificar lo que han transcrito, o en ese proceso de
verificacin, han hecho adiciones o sustracciones a su propio gusto”[15]. Ahora
bien, esa era la voz de un padre de la iglesia en el siglo III, comentando
acerca de apenas los primeros doscientos aos del cristianismo. Tenemos que
preguntarnos cunto ha empeorado la situacin desde entonces. Y ese ser el
tema del prximo artculo de esta serie.
Acerca del
autor:
El Dr. Laurence B. Brown ha escrito muchos artculos y libros, y su sitio web
oficial es www.leveltruth.com a travs de cuya pgina de contacto se le puede escribir.
Pie de pgina:
[1] Ehrman, Bart D. 2009. Jesus, Interrupted. HarperOne. p. 5.
[2] Ehrman, Bart D. Jesus, Interrupted. p. 112.
[3] Stanton, Graham N. 1989. Los Evangelios y Jess. Oxford
University Press. p. 19.
[4]
Funk, Robert W., Roy W. Hoover y el Jesus Seminar. Los
cinco evangelios: La bsqueda de las palabras autnticas de Jess. p. 20.
[5]
Ehrman, Bart D. 2005. Cristiandades perdidas. Oxford University Press. p.
235.
[6] Kee, Howard Clark (autor de las notas y referencias). 1993. Biblia
Anotada de Estudio de Cambridge, Nueva Versin Estndar Revisada. Cambridge
University Press. Introduccin al evangelio de “Juan”.
[7] Butler, Trent C. (Editor General). Diccionario bblico Holman.
Nashville: Holman Bible Publishers. Bajo “Juan, el Evangelio de”.
[8] Stanton, Graham N. pp. 134135.
[9] Ehrman, Bart D. Cristiandades perdidas. Oxford University Press. p. 236.
[10] Ibd. p. 235.
[11] Metzger, Bruce M. Comentario textual del Nuevo Testamento griego.
Introduccin, p. 14.
[12] Ibd., p. 11.
[13] Metzger, Bruce M. y Ehrman, Bart D. El texto el Nuevo Testamento:
Su transmisin, corrupcin y restauracin. p. 316.
[14] Ibd. p. 343.
[15] Metzger, Bruce M. 1963. “Referencias explcitas en las obras de
Orgenes respecto a las variantes de redacciones en los manuscritos del Nuevo
Testamento“, en J. N. Birdsall y R. W. Thomson (ed.), Biblical And
Patristic Studies In Memory Of Robert Pierce Casey. Herder: Frieburg. pp. 78-79.