Alabado sea Dios
Al-Bujari (3610) y Muslim (1064) narraron que Abu Sa’id al-Judri
(que Dios esté complacido con él) dijo: “Mientras estábamos con el Mensajero
de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y él estaba
repartiendo algunas riquezas, Du al-Juwáisirah, un hombre de Banu Tamim, le
dijo: “¡Oh, Mensajero de Dios, sé justo”. El Mensajero de Dios (que la paz y
las bendiciones de Allah sean con él) le respondió: “¡Pobre de ti! ¿Quién
sería justo si yo no lo fuera? Tú estarías condenado y perdido si yo no
fuera justo”.
‘Umar (que Dios esté complacido con él) dijo: “Mensajero de
Dios, dame permiso para ajusticiarlo”. El Mensajero de Dios (que la paz y
las bendiciones de Allah sean con él) le respondió: “Déjalo, porque él tiene
compañeros cuyas oraciones, si las compararas con las vuestras considerarías
a las vuestras insignificantes, y también considerarías vuestro ayuno
insignificante en comparación con el de ellos. Ellos recitan el Corán, pero
éste no les llega más profundo que a sus gargantas. Ellos pasarán a través
del Islam como una flecha atraviesa a una presa”.
Dul Juwáisirah, era uno de los líderes de los jariyíes.
Consulta por favor la respuesta a la pregunta No.
191140.
De acuerdo a otro reporte narrado por Abu Sa’id, ‘Ali Ibn Abi
Talib le envió al Mensajero de Dios algo de oro del Yemen, en una bolsa de
cuero curtido, que todavía estaba sucia de tierra. Él la dividió entre
cuatro hombres: ‘Uiainah Ibn Badr, Al-Aqra’ Ibn Habis, Zaid al-Jail, y el
cuarto o bien era ‘Alqamah Ibn ‘Ulazah o ‘Amir Ibn at-Tufail. Uno de sus
compañeros dijo: “Nosotros tenemos más derecho a ello que estos hombres”. Le
llegaron noticias al Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de
Allah sean con él) y él dijo: “¿No confían en mí, cuando ha confiado en mí
Quien está por encima de los cielos y la Tierra, y cuando las noticias del
cielo llegan a mí por la mañana y por la noche?”. Un hombre que tenía los
ojos hundidos, mejillas prominentes, una amplia frente, la barba espesa y la
cabeza afeitada, se puso de pie arremangándose la vestidura, y exclamó:
“¡Oh, Mensajero de Dios, teme a Dios!”. El Mensajero de Dios (que la paz y
las bendiciones de Allah sean con él) le respondió: “¡Pobre de ti! ¿No soy
acaso quien teme más a Dios entre los habitantes de la Tierra?”. Entonces el
hombre se dio vuelta y se fue, y Jalid Ibn Walid le dijo al Mensajero de
Dios: “¿Quieres que lo siga y lo ajusticie?”. Él respondió: “No, quizá él
reza”. Jalid dijo: “¿Cuántos de los que rezan dicen con sus lenguas lo que
no está en sus corazones (es decir, que son hipócritas)?”. El Mensajero de
Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le respondió: “No
se me ha enviado para eso, no se me ha ordenado revisar lo que la gente
tiene en sus corazones ni lo que ocultan de sus pensamientos”. Luego, el
Mensajero de Dios lo miró cuando estaba volviendo y dijo: “De entre la
progenie de este hombre emergerá un pueblo que recitará como merece el Libro
de Dios, pero su recitación no irá más profundo que hasta sus gargantas.
Ellos entrarán y saldrán de la fe como una flecha atraviesa una presa”.
Al-Háfiz Ibn Háyar (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Este hombre era Dul Juwáisirah at-Tamimi”. Fin de la cita.
El shéij Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él)
dijo: “En el Sagrado Corán se ha afirmado que este hombre era un hipócrita:
“De entre ellos [los hipócritas] hay quienes critican cómo repartes las
caridades [¡Oh, Muhammad!]. Si se les da lo que pretenden quedan
satisfechos, pero si no lo haces se molestan” (At-Táwbah, 9:58).
Es decir, él sembró sospechas y dudas acerca del Mensajero de
Dios, diciéndole al Profeta Muhámmad que sea justo y que tema a Dios,
después de que él les había dado algo de riqueza solamente a esas cuatro
personas. Estaba acusando al Profeta Muhámmad de ser injusto y de no temer a
Dios. Por eso el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah
sean con él) dijo: “¿No soy acaso quien más teme a Dios entre los habitantes
de la Tierra? ¿No confían en mí cuando ha confiado en mí Aquel que está por
encima de los cielos?”.
El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah
sean con él) se abstuvo de tomar represalias contra él, porque él
externamente aparentaba ser musulmán rezando regularmente. Su hipocresía
quedó revelada en su forma de dirigirse al Profeta Muhámmad, pero el Profeta
lo perdonó y pasó por alto esta mala acción del hombre. El Profeta solía
perdonar y pasar por alto muchas malas conductas de este tipo, de esa forma
suavizaba los corazones de la gente hacia el Islam, y en una ocasión reprobó
a quien pidió que alguien con una conducta similar sea ejecutado: “¿Qué
sería de mí si la gente dijera que ejecuto a mis compañeros de armas?”. Fin
de la cita de As-Sarim al-Maslul, pág. 228-229.
Esto también está indicado en el reporte narrado por Muslim
(1063) de Yábir Ibn ‘Abdullah (que Dios esté complacido con él) quien dijo:
“Un hombre llegó a ver al Mensajero de Dios en Al-Yi’ranah, cuando él estaba
volviendo de Hunain. En la capa de Bilal había algo de plata y el Mensajero
de Dios estaba dando puñados de ella a la gente. Este hombre exclamó: “¡Oh,
Muhámmad, sé justo!”. El Profeta le respondió: “¡Pobre de ti! ¿Quién sería
justo si yo no lo fuera? Yo estaría condenado y perdido si no fuera justo”.
‘Umar Ibn al-Jattáb (que Dios esté complacido con él) le dijo: “Oh,
Mensajero de Dios, déjame ajusticiar a este hipócrita”. Él le respondió:
“Dios no querrá que la gente diga que yo mato a mis compañeros de armas.
Este hombre y los que son como él recitan el Corán, aun cuando el Corán no
les llega más profundo que hasta sus gargantas. Ellos entrarán y saldrán del
Islam como una flecha que atraviesa una presa”.
El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah
sean con él) no reprochó a ‘Umar por haber dicho que ese hombre era un
hipócrita. Esto está indicado en el reporte de Abu Sa’id mencionado arriba y
narrado por Al-Bujari (6933), en el cual Abu Sa’id dijo: “Doy testimonio que
escuché esto del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah
sean con él), y que ‘Ali los abatió, y que yo estaba con él. Trajeron a un
hombre que empataba con la descripción dada por el Profeta Muhámmad. Él
dijo: “Estas palabras fueron reveladas acerca de él (traducción del
significado):
“De entre ellos [los hipócritas] hay quienes critican cómo
repartes las caridades [¡Oh, Muhámmad!]” (At-Táwbah, 9:58).
Estas palabras entonces, fueron reveladas acerca de los
hipócritas. Ibn Kazír (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Dios,
glorificado y exaltado sea, dijo esto acerca de los hipócritas, es decir que
ellos acusan y siembran dudas y sospechas entre la gente sobre la
distribución de la caridad. En realidad, son ellos los que merecen ser
acusados, además de que sus objeciones no están motivadas en absoluto por un
interés religioso sino que están motivadas por su propia avaricia y
ambiciones personales. Por eso, si se les da algo de dinero están
complacidos, y si no se les da entonces se enfurecen y reaccionan haciendo
acusaciones falsas”. Fin de la cita de la exégesis de Ibn Kazír, 4/144.
Al-Qari (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Dul
Juwáisirah era un hombre de la tribu de Tamim, acerca del cual Dios dijo
(traducción del significado):
“De entre ellos [los hipócritas] hay quienes critican cómo
repartes las caridades [¡Oh, Muhammad]. Si se les da lo que pretenden quedan
satisfechos, pero si no lo haces se molestan” (At-Tawbah, 9:58). Por eso
él era uno de los hipócritas”. Fin de la cita de Mirqat al-Mafátih, 9/3799.
Consulta también ‘Umdat al-Qari, 16/143; Dalil al-Faalihín,
1/186; Tafsir Ibn ‘Atíyah, 3/46; Shárh az-Zarqani ‘ala al-Muwatta’, 1/251;
At-Tahdir wa at-Tanwir, 10/232.
Consulta también la respuesta a la pregunta No.
148986 para más información entre los hipócritas y
los apóstatas.
Y Allah sabe más.