Alabado sea Dios
El punto de vista correcto acerca de este asunto, y Dios sabe
mejor, es que no debe informarle a la persona difamada si aun no lo sabe. Es
suficiente con que el musulmán busque el perdón de Dios por este pecado y le
pida perdón a su hermano, para contrarrestar el daño causado.
Aquí siguen algunas de las opiniones de los eruditos sobre el
asunto:
El imam An-Nawawi (que Allah tenga misericordia de él)
escribió en su libro Al-Adkar: “Sabe que todo aquel que comete un pecado
debe apresurarse a arrepentirse. El arrepentimiento en caso de pecado
involucra los derechos de Dios (es decir, cuando no afectó a terceras
personas), y requiere cumplir tres condiciones:
–
Debe abandonar el pecado inmediatamente, tan pronto se
arrepienta.
–
Debe lamentar lo que ha hecho.
–
Debe tomar la firme resolución de no volver a cometerlo más.
Con respecto al arrepentimiento de un pecado que afecta los
derechos de terceros, estas tres condiciones todavía deben cumplirse, pero
se les agrega una cuarta: debe reparar el daño causado y restañar los
derechos de las personas que perjudicó, además de pedir perdón a Dios para
que le alivie de esta carga de pecado.
El arrepentimiento por la maledicencia debe reunir estas
cuatro condiciones, porque este pecado afecta los derechos de otras
personas, y por lo tanto se debe buscar su perdón también.
Ahora, ¿es suficiente con decirle: “Yo hablé mal de ti, por
favor perdóname”, o se le debe informar exactamente lo que se ha dicho sobre
él?
Los compañeros del imam Ash-Sháfi’i (que Allah tenga
misericordia de ellos) tenían dos puntos de vista:
El primero fue que debía informárselo, porque si lo perdonaba
sin saber qué había dicho, este perdón no era válido, como en el caso de
condonar a alguien la deuda de un dinero cuyo monto es desconocido.
El segundo fue que no debe informarle, porque el perdón es
válido aunque no sepa los detalles, y que el caso de la deuda financiera es
distinto.
El primer punto de vista es el más correcto, porque una
persona puede perdonar algunos tipos de calumnias pero otras no.
Si la persona acerca de la cual se habló mal o no está
presente y no es posible pedirle perdón, entonces los eruditos han afirmado
que se debe rezar abundantemente por el bienestar de esta persona, pidiendo
a Dios que le perdone sus faltas y haciendo súplicas por él, como también
buenas obras.
Sabe que la persona sobre la que se ha hablado mal debe
perdonarle por eso, pero no está obligada a hacerlo, porque el perdón es una
renuncia voluntaria a un derecho. La persona calumniada tiene la opción. Sin
embargo, es altamente recomendable perdonar al ofensor arrepentido, para que
su hermano musulmán alivie las malas consecuencias de sus pecados y el
perdonador mismo pueda alcanzar una recompensa mayor por parte de Dios. Este
fue el punto de vista del imam Ash-Sháfi’i.
Más de un erudito ha planteado: si la persona que ha
calumniado o difamado se arrepiente antes de que el afectado se entere de
ello, ¿es una condición para que el arrepentimiento sea válido que le
informe y le pida perdón? Hay dos puntos de vista.
Al-Qadí dijo que no debe hacerlo, a causa del reporte narrado
por Abu Muhámmad al-Jallál, con una cadena de transmisión de Anas, y
atribuido al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean
con él): “Quien difama a un musulmán y luego pide el perdón de Dios para él,
Dios le perdonará por su difamación”, y “La expiación para quien difama a
otro es que rece a Dios suplicando que perdone los pecados del difamado”.
Estos dos reportes no son auténticos en su transmisión del Profeta Muhámmad
(que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Otra razón es que
informándole a la persona lo que se ha dicho de ella, esto puede hacerlo
sentir peor y hacer que odie a su hermano que le está pidiendo perdón. Al-Qadí
afirmó incluso que no es permisible informárselo, y este fue también el
punto de vista del shéij ‘Adb el-Qádir.
Ibn ‘Abd el-Bárr escribió en su libro Bahchat al-Machlis que
Hudhaifah (que Dios esté complacido con él) dijo: “La expiación para quien
difama a otro es que rece a Dios pidiendo que Dios perdone al difamado”.
‘Abd Allah Ibn al-Mubárak le dijo a Sufián Ibn ‘Unainah: “El arrepentimiento
por la maledicencia es que debes rezar pidiendo a Dios que perdone las
faltas del difamado”. Sufián dijo: “Más bien, debes pedir perdón por lo que
has dicho acerca de él”. E Ibn al-Mubárak le respondió: “No lo lastimes dos
veces (indicando que informarle al difamado lo que se había dicho acerca de
él era lastimarlo nuevamente)”. El shéij Taqí ad-Dín Ibn as-Salah ash-Sháfi’i
también dijo en su dictamen algo como lo que se mencionó de Ibn al-Mubárak.
Luego de mencionar estos dos reportes sobre el asunto, el
shéij Taqí ad-Dín dijo: “Cualquier cosa que se diga acerca de la imagen
pública de otro musulmán es o bien cierto o una mentira, pero en cualquiera
de los dos casos es difamación, una acusación que se lleva a cabo a espaldas
del difamado”.
Nuestros compañeros sostuvieron la opinión de que el
difamador arrepentido no debe informarle a su hermano lo que ha dicho, más
bien debe hacer una súplica por él y esto será una buena obra, de tal manera
que reponga en algo el daño que le ha hecho, como se ha afirmado en los
reportes.
Queda claro que lo que el shéij Taqí ad-Dín (que Allah tenga
misericordia de él) dijo acerca de informarle al difamado lo que se dijo de
él es herirlo dos veces, tiene sentido, y que existe el temor de que esto
pueda conducir a un conflicto mayor, al odio y a la ruptura de los lazos de
hermandad entre ellos.
Y
Allah sabe más.