Alabado sea Dios.
En primer lugar, determinar si alguien es un
incrédulo o no, no depende de nosotros, sino de Dios, glorificado y exaltado
sea, y de Su Mensajero (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él).
Esta es una de las normas de la ley islámica que están
mencionadas en el Corán y la Tradición Profética, así que
debemos ser muy cuidadosos y basar nuestro juicio en pruebas claras. Nadie
puede ser juzgado como incrédulo excepto aquél a quien el Corán y la
Tradición Profética indican como incrédulo.
El principio básico es que el que aparenta
exteriormente ser un musulmán de buen carácter, se considera que
sigue siendo un musulmán de buen carácter hasta que se demuestre
que ya no es así por medio de evidencias concluyentes que sean
aceptables en la ley islámica. No es admisible tomar a la ligera la
cuestión de juzgar a alguien como incrédulo, porque eso implica dos
asuntos muy graves:
1 – Implica inventar mentiras contra Dios con
respecto a esta norma, e inventar mentiras contra el que está siendo
juzgado.
2 – Implica caer en aquello de lo que se
acusó al hermano, si está libre de eso.
En Sahih al-Bujari (6104) y Sahih Muslim (60) se
registró de ‘Abd-Allah Ibn ‘Umar (que Dios esté complacido con él) que
el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Si alguien
acusa a su hermano de incrédulo, uno de los dos lo es”. De acuerdo a otro
reporte: “O es tal como él dijo, o de lo contrario la acusación volverá
contra él”.
En segundo lugar, basándonos en esto,
antes de dictaminar que un musulmán es un incrédulo hay que examinar dos
cosas:
1 – La evidencia del Corán o la
Tradición Profética de que lo que ha dicho o hecho implica que alguien
es un incrédulo.
2 – Aplicar esta norma a una persona específica
que dice o hace algo específico, de tal manera que las condiciones para
juzgar a una persona como incrédulo se cumplirán en su caso, y no hay
salvedades o atenuantes que considerar.
Entre las condiciones más importantes
están las siguientes:
1 – Que sea consciente de que su
transgresión lo convierte en incrédulo, porque Dios dijo
(traducción del significado):
“Quien se aparte del Mensajero después de
habérsele evidenciado la guía, y siga otro camino distinto al de los
creyentes, le abandonaremos y lo ingresaremos al Infierno. ¡Qué mal
destino!” (An-Nisá’, 4:115).
“Allah jamás
desviaría a un pueblo luego de haberlo guiado y transmitido Sus
preceptos. Ciertamente Allah es Conocedor de todas las cosas”
(At-Táwbah, 9:115).
Por lo tanto, los eruditos dijeron que una
persona que niega deberes obligatorios no debe ser juzgada como incrédula si es
nueva en el Islam, hasta que haya comprendido.
2 – Otra razón por la que no se le puede
considerar incrédulo por cometer un acto de incredulidad es si hace esto
involuntariamente. Esto puede tomar varias formas, tales como:
– Por ejemplo, puede que sea obligado a hacer
eso, entonces lo hizo porque se vio obligado a hacerlo, no porque lo acepte. No
es un incrédulo en ese caso, porque Dios dijo (traducción del
significado):
“Quienes renieguen
de la fe en Allah por haber sido forzados a ello, permaneciendo sus corazones
tranquilos [y firmes] en la fe [no serán reprochados]; pero quienes lo
hagan y se complazcan con la incredulidad, incurrirán en la ira de Allah
y tendrán un castigo terrible” (An-Náhl, 16:106).
– Otro ejemplo es cuando alguien no está
pensando con claridad, y entonces no sabe lo que está diciendo debido a un
arrebato de alegría, dolor, miedo extremos, etc. La evidencia para ello
es el reporte registrado en Sahih Muslim (2744) de Anas Ibn Málik (que
Dios esté complacido con él) que dijo que el Mensajero de Dios (que la paz y
las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Dios se regocija por el
arrepentimiento de Su siervo cuando se arrepiente ante Él, más
que uno de vosotros cuando estaba con su montura en el desierto y la pierde, junto
con toda su comida, y se desespera por encontrarlo. Va hasta un árbol y
se acuesta a su sombra habiendo perdido la esperanza de encontrar a su montura,
y mientras está así, de repente su montura llega y allí
está de pie frente a él, por lo que toma sus riendas y dice: “¡Oh
Dios, Tú eres mi siervo y yo soy tu señor!” cometiendo este
error a causa de su intensa alegría”.
– Mala interpretación. Puede que tenga
alguna confusión y se adhiera a una interpretación
errónea, pensando que constituye evidencia para sus creencias, o puede
que no sea capaz de entender y comprender la evidencia y la prueba de la ley
islámica de la forma apropiada. Por lo tanto, juzgar a alguien de ser
incrédulo no es válido excepto en el caso de alguien que deliberadamente
va en contra de la evidencia de la ley islámica y que sabe que
está equivocado.
Dios dijo (traducción del significado):
“Y no será considerado un pecado si os
hubiereis equivocado [o ignorado que ello no era correcto], pero sí en
caso de que lo hiciereis intencionadamente. Y sabed que Allah es Absolvedor,
Misericordioso” (Al-Ahzáb, 33:5).
Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia
de él) dijo en Maymu’ al-Fatáwa (23/349):
“El imam Áhmad (que Dios esté complacido
con él) rezó por misericordia para ellos (es decir, los califas que
fueron influenciados por el punto de vista de los yahamis que afirmaban que el
Corán fue creado, y lo apoyaban) y rezó por el perdón para
ellos, porque sabía que no estaba claro para ellos que estaban
descreyendo al Mensajero y negando lo que él les había traído,
sino que lo malinterpretaron, y siguieron el punto de vista de quienes les
argumentaron esta idea” Fin de la cita.
Él también dijo en Maymu’
al-Fatáwa, 12/180:
“Con respecto a juzgar o acusar a alguien e
incrédulo, el punto de vista correcto es que un miembro de la comunidad de
Muhámmad que se esfuerza por llegar a la verdad acerca de cierto asunto,
pero llega a una conclusión errada, no puede ser considerado como
incrédulo, más bien debe ser perdonado por su error. Pero quien
comprende el mensaje traído por Muhámmad (que la paz y las
bendiciones de Allah sean con él), pero deliberadamente va contra él después de
haber recibido la verdadera guía, y sigue el camino de los incrédulos,
entonces es un incrédulo. Quien sigue sus propios caprichos y deseos, falla al
buscar la verdad, y habla sin conocimiento, es desobediente a Dios y un
pecador, puede ser incluso un malhechor, pero también puede tener otras
características buenas que pueden sobrepasar sus malas obras”. Fin de la
cita.
Él (que Allah tenga misericordia de él)
también dijo (3/229):
“En cualquier caso, y quienes se sientan conmigo
saben esto de mí, yo siempre fui uno de aquellos que más
enfáticamente prohibió calificar a una persona como incrédulo,
malhechor o incluso pecador, a menos que sea de público conocimiento que
hay una evidencia en la ley islámica de que así es. Dios le ha
perdonado a esta comunidad sus errores, lo cual incluye en errores sobre
asuntos prácticos y de creencias. Los rectos sucesores del profeta
continuaron debatiendo muchos de estos tópicos pero ninguno de ellos
testificó que otro era incrédulo, malhechor o pecador…”.
Él mencionó algunos ejemplos, y
luego afirmó:
“Lo que se ha narrado de los rectos sucesores y
de los imames, afirmando que quien califica a otro de incrédulo es en realidad
un incrédulo, es también cierto, pero es esencial diferenciar entre las normas
generales y los casos específicos…
El takfir es una forma de advertencia: aún
cuando las palabras puedan ser un rechazo de lo que el Mensajero de Dios (que
la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo, la persona puede ser nueva
en el Islam, o puede haber crecido en una región remota donde las
enseñanzas no le llegaron correctamente. Tal persona no puede ser
calificada de incrédula, no importa qué sea lo que él niegue, a menos que se
establezca una prueba irrefutable de sus intenciones. La persona puede
desconocer las evidencias, o se las pueden haber enseñado como
incorrectas o incluso falsas, o puede tener ideas previas que son contrarias a
lo que estas evidencias indican, lo cual lo llevó no seguir esas evidencias.
Yo siempre recuerdo el reporte contenido en las
dos colecciones de reportes más auténticos, que hablan acerca del hombre
que dijo a sus hijos: “Cuando muera, quemen mi cuerpo, muelan los huesos y
dispersen las cenizas en el mar, porque, por Dios, que si él llega a
encontrarme, me castigará como no ha castigado a nadie más en el
mundo”. Entonces cuando falleció ellos hicieron eso, y Dios lo trajo a
comparecer ante Él, y le preguntó: “¿Qué hizo que hicieras
eso?”, y él respondió: “El temor a Ti”. Entonces Dios lo perdonó”.
Este hombre dudaba del poder de Dios, dudaba que
Dios pudiera traerlo a comparecer ante él si sus restos mortales eran
dispersados. Creía que no podría ser resucitado, lo cual es una
creencia que constituye incredulidad de acuerdo al consenso de los musulmanes.
Pero él era ignorante, y no sabía eso. Así y todo, él
creía en Dios y temía Su castigo, y entonces Dios lo
perdonó a causa de eso.
Quien reúne las condiciones para hacer un
juicio independiente y quien ha basado sus conclusiones erróneas en
alguna mala interpretación de ciertos textos, pero es sincero en su
intención de seguir al Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones
de Allah sean con él), es aún más merecedor de perdón que
esta persona”. Fin de la cita.
(Basado en Játimah al-Qawá’id
al-Muzlah, por el Shéij Muhámmed ibn al-‘Uzaimín, que Dios tenga
misericordia de él).
Puesto que el asunto de calificar a otra persona
como incrédula es muy, muy serio, y equivocarse al hacerlo es muy grave, el
buscador de conocimiento, especialmente si es nuevo en ello, debe abstenerse
completamente de especular acerca de la fe de otros musulmanes, y debe
concentrarse en adquirir un conocimiento más importante para su propia
fe, y corregir sus propios asuntos con el Más Allá.
En tercer lugar, antes de sugerirte algunos
libros, debemos aconsejarte buscar el conocimiento directamente de las fuentes,
y luego consultar a los eruditos sobre aquello que no entiendas, porque esta es
la forma más fácil y más segura de aprender. Pero esto
está sujeto a la condición de que aquél a quien consultes sea
confiable en términos tanto de su conocimiento como de su compromiso religioso,
que siga la Tradición Profética y evite seguir sus pasiones y deseos, y
caer en innovaciones.
Muhámmad Ibn Sirín (que Allah tenga
misericordia de él) dijo: “Este conocimiento es el fundamento de la
religión, así que tengan cuidado lo que aprenden sobre vuestra
religión”. Narrado por Muslim en la introducción a su obra Sahih.
Si no es posible para ti consultar directamente a
los eruditos, entonces puedes conseguir grabaciones de ellas, pues hoy en
día se ha hecho muy fácil obtener material de aprendizaje a
través de internet, alabado sea Dios. También puedes beneficiarte de otros
buscadores de conocimiento que leen e investigan sobre tópicos
islámicos, si Dios quiere.
Cuarto, los libros que te recomendamos esforzarte
en adquirir y estudiar son los siguientes:
Exégesis Coránica (Tafsir): Tafsir Ibn Sa’di;
Tafsir Ibn Kazír.
Historiología (Hadiz): Al-Arba’ín
an-Nawawíyah (Los 40 Hadices, del Imam An-Nawawi), con su Comentario;
Al-Ihtimám bi Yami’ al-‘Ulum wa al-Hukam, por Ibn Ráyab; Riyadh
as-Saalihín (Puedes prestar especial atención a este libro, y
puedes también aprender del comentario sobre él escrito y publicado por el Shéij
Muhámmed ibn al-‘Uzaimín (que Allah tenga misericordia de él)).
También puedes beneficiarte de la obra Zaad
al-Ma’ád, de Ibn al-Qayím, y de muchos de sus otros libros tales
como Al-Wábil as-Sáyib y Ad-Da’ wa ad-Dawa’.
Este es el comienzo. Si estudias estos libros,
especialmente si hay alguien que pueda ayudarte a leerlos y entenderlos,
entonces puedes continuar con otros, si Dios quiere.
Y Allah sabe más.